Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos.
El proceso de adquisición de la inteligencia emocional es un proceso de desarrollo personal que dura toda la vida, e incluye el trabajo de una serie de habilidades distintas, pero complementarias que son:
Es la capacidad de saber lo que sentimos, de reconocer lo que queremos y guiarnos para tomar decisiones, teniendo en cuenta nuestras capacidades y confiando en nosotros mismos.
Saber controlar nuestras propias emociones, para que faciliten la tarea que llevamos a cabo y no interfieran en ella. Nos sirve para recuperarnos del estrés emocional.
La utilización del potencial existente para perseguir nuestros objetivos teniendo en cuenta nuestras preferencias, tomando iniciativas, siendo eficaces, y siguiendo adelante a pesar de los contratiempos y frustraciones que se puedan presentar.
Habilidad de saber ponerse en el lugar de las demás personas y ser capaces de participar afectivamente, nos haya pasado o no algo parecido. Tener empatía no significa estar de acuerdo con lo que dice otra persona, sino, comprenderla.
La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales, como elemento esencial del desarrollo integral de la persona, y con objeto de capacitarle para afrontar mejor los retos que se le plantean en la vida cotidiana (Bisquerra, 2003).
Los beneficios de la inteligencia emocional son los siguientes:
En el Colegio La Magdalena creemos en el desarrollo integral de nuestros alumnos, para nosotros es de vital importancia formar personas que sepan gestionar sus emociones y solucionar sus conflictos, porque la adquisición de conocimientos en sí misma no garantiza el éxito personal, pero sí nos garantiza este éxito la forma en que nos enfrentemos a las diferentes situaciones que nos ocurren en la vida. Para ello debemos enseñar a nuestros alumnos a ser inteligentes emocionalmente, ya que es una habilidad que se puede aprender.
En el colegio hemos desarrollado un programa donde se trabajan de manera transversal cada uno de los componentes que están implicados en el desarrollo de la inteligencia emocional. Es importante potenciar esta habilidad tanto en el colegio como en la familia, para poder educar a los adultos del mañana.
Patricia Bernat Viciano
Departamento de Orientación.